lunes, octubre 09, 2006

"Amor a primera vista" (continuación...)

Parte II: Mientras me dirigía hacia el baño sentí su mirada clavada en mi espalda....Mi espalda era un punto sensible aunque verdaderamente nadie lo había notado y su mirada era extrañamente fuerte, pero además de eso había algo familiar allí....Entré al baño sin voltearme, temblé durante aproximadamente un minuto, no encendí ningún cigarrillo porque no fumo y a cambio de eso respiré profundo aire fresco con un dejo a cloro y traté de tomar consciencia de lo que estaba sucediendo. Era posible que él no hubiera estado mirando mi espalda, pero eso era lo de menos, tenía barba, pero eso tampoco era relevante, podía un día cualquiera afeitarse y ya está, el problema (en ese momento lo veía como un problema) era ese algo familiar en su mirada. Me había acercado a su mesa a pedir inocentemente un lápiz porque el mío, cosa rara, había desaparecido. Minutos después estaba sentada frente a él escribiendo mi idea con su lápiz mientras él me ordenaba un jugo de piña y ojeaba distraidamente un libro y ahora llevaba más de 10 minutos en el baño del restaurant tratando de mantener la compostura frente a un desconocido que sabía me llevaría a la cama, que sentía que sabía exactamente quien era yo y que más tarde iba a tocar durante largo rato mi espalda mientras hablaba de su corazón y de mi cuerpo, dejando salir de mi algo que ni yo misma conocía con exactitud y que él, certera y decididamente había encontrado como si hubiese sido él mismo quien lo hubiese guardado para sí, para en algún momento determinado volver a rescatarlo....Abracé la almohada y dije tengo hambre. Regresó con una bandeja con frutas trozadas y crema, (una delicia para mi). Me senté en la cama medio envuelta con la sábana y comimos el tuti-fruti mientras nos reíamos de mil cosas y hacíamos juegos de palabras. Hablamos de mis hijos, de sus hijos, de la familia, de sexo, de la comida, de cine, de libros, de sicología, de siquiatría, otra vez de sexo, de los colores, de pintura, de música, de Dios, del ser, del mundo, de las estrellas y entonces supe que con él no me aburriría. Terminamos ese día caminado a orillas de una playa mientras mirábamos la olas acariciar la arena, y ese ir y venir del oleaje asemejaba nuestros propios cuerpos horas atrás y nuestros corazones que ahora se buscaban sin decir una palabra....Salí del baño entregada a lo que viniera, un par de días atrás le había dicho a Juan, es posible que ahora sí esté lista para iniciar una relación con alguien....no sé, siento que efectivamente, (bien lo sabes) algo se derrumbó la última vez...quedó todo patas arriba, una especie de peritonitis del alma y bueno tu ya sabes, fui, volví, morí, renací, en fin....creo que ya estoy completa....¿la última vez no lo estabas?....no....creí que lo estaba, pero no lo estaba....¿y qué era lo que faltaba?....lo que tengo ahora....¿o sea que tampoco diste todo esa última vez?....afortunadamente no, aunque yo pensé que sí, hubo algo de mi que nunca estuvo allí, ni siquiera con él, ni siquiera esa última vez y no me preguntes qué es porque yo tampoco sé con exactitud de qué se trata, sólo sé que ya estoy completamente aqui.....creo intuir a qué te refieres y supongo que la expresión de liviandad que refleja tu rostro ahora se debe a eso....Me senté frente a él denuevo, había ordenado un café. Supuse que querrías un café después de esa larga reflexión en el baño, me dijo. Le miré resignada, jamás podría ocultarle nada y tampoco pretendía hacerlo, tampoco en él había algo oculto. LLamó al mozo y pagó la cuenta. Nos levantamos de la mesa y nos dirigimos hacia su auto con la naturalidad de quienes se conocen desde hace mucho tiempo. Santiago atardeciendo donde por fin la luz ejerce algo de encanto. Pasamos a casa de un amigo suyo a recoger un libro, me llevó de la mano hacia la enorme biblioteca de su amigo para mostrarme la obra completa de Swedenborg, y antes de que dijera nada, me dijo: no digas nada, sé que ya no quieres leerla, sólo te la muestro para que sepas que está disponible aqui. Su amigo se acercó y me señaló una sección, si quieres puedes llevar algo de acá me dijo y aunque no pensaba leer nada en los proximos cuarenta días, la oferta se volvió irresistible: tome La Caída, le di un sincero abrazo a su amigo y nos despedimos acordando juntarnos a cenar en un par de noches más.

No hay comentarios.: