Durante las próximas 74 noches dormiría algunas veces en su cama y otras veces en la mía. Haríamos el amor en las tardes, en las mañanas, en las noches y a medio día dependiendo de las disponibilidades horarias del trabajo de cada uno y yo buscaría infructuosamente algún error en sus movimientos para dejar de tener la exquisita sensasión de que ese otro me conocía, me sentía y me poseía tan bien que era cierta su existencia y no era ni un sueño ni una ilusión ni un espejismo ni otro error más. Esa día después de llegar de casa de su amigo el de los libros, conversamos durante largo rato y luego nos dormimos cansados y abrazados. Esa noche tuve un extraño sueño, soñaba que una mano que yo conocía se aproximaba hasta mi para tocarme, la sensasíon era de miedo , pero también de placer, yo le decía no me toques porque no puedo y él decía sí puedes y se acercaba a darme un beso y justo antes de que pudiera ver su rostro, porque en el sueño estaba oscuro, me desperté asustada y sudando. Alex se despertó y me preguntó qué me pasaba, le dije nada, sólo un mal sueño. Lo abracé y traté de dormir nuevamente, pero me había quedado con una extraña sensasión que me acompañaría durante todo el día siguiente y que más tarde entendería. Temprano en la mañana me levanté a desayunar y traté de escribir algo. Mi mente estaba inquieta y no logré escribir nada. Alex se despertó y me propuso desayunar juntos y salir a hacer las compras de la cena de esa noche en la casa de su amigo. Me dijo si quieres verte más linda aún de lo que ya eres podemos pasar a buscar también un vestido o algo asi, me gustaría hacerte ese regalo. Porqué?, le dije, no es necesario. Para que borres la mala sensasión de tu sueño de anoche, me dijo. Me quedé intranquila otra vez, no lograba recordar el sueño totalmente y no sabía de quien era esa mano, ese rostro, esa voz....Está bien, dije, vayamos por ese vestido y olvidemos el mal sueño. Le di un abrazo y un beso y nos metimos a la ducha para luego desayunar. A medio día todo el mundo se compraba ropa y yo buscaba pacientemente mi vestido como si supiera que iba a encontralo esperándome justo a mi. Y en realidad fue asi, acaba de llegar y recién lo puse en la vitrina dijo la vendedora. Me lo probé y era como anillo al dedo, realmente lindo, sexy y un pelín extravagante, pero no tanto, al menos no para santiago. Ya en la noche preparándonos para la cena toda arreglada y perfumada como para ver al rey salimos a la cita mientras Alex me piropeaba y respiraba profundamente el aroma del perfume que buenamente mis amigas me habían dado en mi anterior cumpleaños, según ellas para ahuyentar desencantos y atraer al verdadero amor....José miguel abrió la puerta, me dió un abrazo y un beso en cada mejilla y nos llevó hasta la cocina donde los demás estaban todos colaborando en la preparación de la cena y otros conversaban, reían y bebían algo. Sentí un dolor de estómago de esos de nervios, pero lo atribuí a tanta gente nueva. José Miguel me presentó a todos y al llegar al último invitado casi me desmayo de la impresión. Cómo podía ser que siendo el mundo asi de grande como era, estuviera justo ese día y justo alli?....Me quise devolver por donde había entrado, pero no podía hacerlo. Saludé a Carlos tratando de disimular mi nerviosismo y una gota de tristeza se instaló durante un rato en mi alma, rato en el que vi como en una película en cámara rápida todas las imágenes de todo lo que había sido aquella extraña relación. La verdad se me quitaron todas las ganas de quedarme en la cena, olvidé los invitados, el vino, las delicias e incluso me olvidé de Alex. Fui al baño, me miré en el espejo, salí del baño, tomé mi abrigo, mi cartera y salí de allí. Desde el taxi llamé por teléfono a Alex diciéndole que se quedara a disfrutar la cena, que yo estaba camino a casa y que cuando llegara le explicaría porqué me había ido. Se quedó mudo en el teléfono durante un rato. Temí una de esas típicas esenas cuestionadoras de todas las relaciones, pero no fue asi. Me mandó un beso y llegó a casa como media hora después de que yo había llegado. Se dió claramente cuenta de que había llorado, me sirvió una copa de vino y me abrazó.
lunes, octubre 09, 2006
"Amor a primera vista" parte III.
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