Cuento 1

"Los ojos de ella se cerraron, se abrieron para si en un mar profundo de dudas y sentimientos extranjeros y desoladores...Blancos recuerdos volvieron a su mente, una mano en la rodilla, un jalón de pelo por no querer comer, su hermana pelando las uvas una a una para ella, su abuela amasando en la mesa del patio, el damasco junto a la fuente y la llave eternamente goteando...El brasero, el mate y los divertidos juegos con la abuelita....Cuánto ha pasado desde aquello. Cuántos ires y venires más inútiles que útiles y cuántos ojos, pedires y perdones. Cuántas amarras desatadas, cuántos pies descalzos buscando calor, cuántas manos vacías o llenas. Cuántos corazones, cuántas veces vacíos de amor, de amor impalpable e inexistente, incomprensible e inasible, cuántas veces llenos de miseria, de desgano o desamor...Cuántas veces cuántas ganas de irse, de desparecer sin rastro. Cuántas fustradas ganas de hacer aquello que por naturaleza se es incapaz de hacer...El piano evocaba gotas cayendo de sus ojos, gotas que poco a poco se trasformaban en un río implacable que amenazaba con por completo vaciarla....Una tristeza inexplicable, habitante de un trasfondo húmedo, sorteaba los límites de su emoción y la hacía de pronto prisionera de algo indecifrable....Qué era todo aquello?, qué nombre debía ponerle a esa sensasión tan vaga y sin embargo tan intensa y vertiginosa?...Un hombre delante de ella se dió vuelta con desición para mirarla fijamente a los ojos, como queriendo preguntarle porqué tenía pena. Parecía que la pena había asomado desde su pecho hasta la espalda de aquel hombre y él se había vuelto sobresaltado para interrogarla como si hubiera logrado sentir en su espalada toda aquella emoción guardada que pataleaba por salir....Disimuló un momento mientras esperaba la luz verde para poder cruzar la calle....El hombre volvió a interrogarla con la mirada, entonces decidida, le miró a los ojos, le contestó con un profundo suspiro y cruzó la calle delante de él para perderse en medio de los transeúntes..."