Cuestiono mi capacidad de amar y me pregunto dónde está mi corazón…miro aquellos ojos, aquellos ojitos siempre irreprochables y me derrito en esa búsqueda, en ese querer poder ser aquello que ellos necesitan…Me veo, me reconozco, me acerco más a mi y me pesa no ser aún lo que sé que debo ser para ellos….Amar parece ser un premio del cielo…Saber amar parece ser un don entregado a tan pocos o tal vez a esos corazones pequeñitos a los que les debo, tal vez mi propio corazón algún día, muchos años atrás, también fue asi como el de ellos….Descubrirme así no cambia las cosas, salvo porque despojado mi corazón de toda coraza, máscara o disfraz, puedo mirar al cielo y decirle a Dios que simplemente soy esto, que no sé amar y que necesito que me enseñe porque no quiero dañar más ni dañarme ni negar más el amor que sé que les debo, porque lo que amo y lo que doy no es suficiente….Entonces pareciera que al fin un dolor es útil, un dolor que no pesa ni patalea, pero seguramente estará presente hasta que haya aprendido a amar como corresponde…si esta fuera al fin la bendita respuesta que bueno sería, aunque para amar realmente tuviera que seguir sorteando barreras, al menos tendría un sentido...
A veces lo he sentido y lo que experimento es libertad y paz, un corazón liviano y unos ojos que se detienen con cada cosa que ven y se permiten recibir el asombro…Una tranquilidad incomparable, una caricia eterna, entregada o recibida, inigualables…
viernes, septiembre 21, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario