Vino mi padre a mostrarme su herencia y entonces reconocí la piedra en el camino, todos los peros, todos los frenos a la realización de esa herencia y vi también toda la otra herencia negada, temida, anhelada y prohibida y puesta en mi vida y en mis genes como una piedra en el camino, como un fuerte punto de discordia entre yo y yo misma, entre mi padre y mi madre, entre mi niña y mi madre, entre mi madre y mi mujer, entre mi vida y mi muerte, entre el sucumbir y el renacer, entre el extinguirse y el autorrealizarse....
...Ahora que ya no eres esa piedra en el camino puedo al fin también ser esa parte de ti que me negaste, que me negué, que acordamos negar....Ahora sí puedo ser totalmente yo y soy libre del ancla que acordamos usar y que obedientemente justifiqué todos estos años, a pesar de mi rebeldía y de los vanos inetentos de desertar. Fui obediente lo más que pude, aunque todo nublaba mi real entendimiento, me aferré a mi corazón para seguir despierta como a un madero que flota en la inmensidad del mar, para no ahogarme frente a mi destino, al designio y a tu lógicamente justo desamor....Ahora que ya no eres esa piedra puedo realizar ambas herencias, liberar y encarnar al gen paterno y encarnar todo eso tuyo en mi porque ya he cumplido el acuerdo y al fin soy libre para ser....ya no serás ni mi ancla ni mi piedra y este engendro podrá ser total y verdaderamente lo que vino esencialmente a ser....
viernes, septiembre 22, 2006
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