Pasan los días y el peso del ridículo se hace cada vez más palpable. Le llevo como un abrigo a diario y comienzo a tener la sensasión de estar viviendo un invierno que nunca va a terminar... Me voy acostumbrando a la idea de sentirme avergonzada y a cambio de eso me quedo muda, en silencio, observando, como si cada lágrima derramada en este proceso fuese finalmente a develarme un final, una conclusión, un resultado, coherente y útil o que a lo menos el vacío o algo más aqui se vuelva constante...la quietud, la verguenza, la humildad o el silencio...no lo sé, pero que el constante cambio de todas las cosas se me volviera si quiera menos perceptible, familiar, normal, aceptado, cotidiano.....Ya nosé lo que busco, y sin buscar me quedo quieta con la única opción de enfrentar tal vez al más profundo de mis miedos....no sé bien qué es todo esto, pero no puedo moverme, ni huir, ni buscar.....ya no más... |
viernes, junio 16, 2006
Verguenza...
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