miércoles, mayo 04, 2005

Navegar

Entré denuevo en la oscuridad. Entré supongo por costumbre o por placer simulando otra búsqueda, otro encuentro, otro descubrimiento. No hubo encuentro, ni placer, ni descubrimiento, sólo el mismo dolor, el mismo dolor añejo, acumulado de los años de travesía por la misma lúgubre senda. No fui a casa y bagué un rato como todavía buscando algo, pero lejos de toda sincronía no encontré absolutamente nada. Compré un vino un poco más caro que los anteriores y me fui a casa a dormir.

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